El primer cliente que no pagó

Una situación que no se la deseo a nadie. O quizás, sí. Al que no paga. En el mundo de la publicidad, se apunta a trabajar con gente seria, responsable y que quiere invertir en su marca, pero lamentablemente hay que estar alertas.

Resulta que, en julio de 2018, se acerca un cliente de la agencia (una marca muy importante) que me comenta que su gerente (o sea, el capo) tiene un negocio paralelo y está buscando una agencia de marketing digital para su servicio de redes sociales. Agradecido por el interés, me junto con el gerente capo, quién llega en su Audi y me comenta sobre su local gastronómico, una franquicia conocida en el barrio de Palermo. 

En la segunda reunión y luego de haber presentado la propuesta, me pidió bajar un poco el precio del fee mensual, lo cual accedí. Grave error. (Leer en Zblog: “¿Cómo detectar un cliente tóxico?). Zlatan tenía apenas 2 años cumplidos y todavía con muchos aprendizajes por absorber. Obviamente, al ser gerente de mi actual cliente no podía decir que no, ya que tenía intenciones de demostrar un buen trabajo y seguir fidelizando a la marca importante que ya teníamos. El presupuesto acordado por el servicio de redes sociales era, en ese momento, de $4.500 (150 usd) mensuales. 

Comenzamos a trabajar a partir de agosto, mes del relanzamiento del local, en donde se realizó un gran evento con influencers y actores de renombre, al cual fuimos invitados para cubrirlo en redes. A principios de septiembre, cuando correspondía abonar el mes vencido, me pide que lo espere unos días más. ¡Claro que sí! Aunque era la primera señal de que algo no andaba bien. En el mes de octubre, el capo me compartió que el negocio no estaba económicamente estable y si podía esperar un poco más, aunque me ofreció bajar una pequeña parte de la deuda invitándome a cenar en su restaurante. Nuevamente cedí ya que priorizaba la buena relación con el capo. 

En enero 2019, la deuda ya ascendía a $25.000 (más de 800 usd). Luego de varios mails, mensajes y reuniones con el capo y sus empleados, se negaron a pagarme excusándose que también debían plata a otros proveedores. Me juraron que, de todas formas, la deuda iba a ser cancelada. 

Ya no sabía cómo actuar. Pensé distintos escenarios y decidí dejar de trabajar con ellos hasta que no salden. En uno de mis reclamos, el capo me amenazó telefónicamente con dar de baja los servicios del cliente importante para el que ya trabajábamos hace 2 años. Ahí es donde me di cuenta de la mafia del capo. ¿Cómo reaccionar a determinada amenaza? ¿Exponerlo en redes? No porque perdía al cliente importante de la agencia. ¿Escracharle la pared del local? No es mi estilo. ¿Qué podía hacer?

Meses más tarde, mientras inocentemente seguía reclamando lo que correspondía, me confirmaron que el local había quebrado y el capo me dejó de contestar para siempre. Al siguiente año, me enteré de que la empresa importante que siguió trabajando con Zlatan echó al capo por desempeño laboral. Justicia divina. Al final, el capo no era tan capo. 

A partir de ahí, todo fue aprendizaje. Implementamos en Zlatan la firma de acuerdos con los clientes, el reclamo del pago a mes vencido una vez transcurrido los 10 días, el disclaimer en la propuesta sobre cuándo se efectúa el pago y la cancelación del servicio si pasan un mes sin abonar. Transcurrida la pandemia, empezamos a ganar clientes sin conocerlos personalmente, lo cual nos ayudó a implementar el pago por adelantado en el primer mes. Gracias capo por estos aprendizajes.

Y vos, ¿tuviste algún cliente que no te pagó? ¿Trabajaste con una persona como el capo? ¿Cómo lo manejaste?

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